Cuando escuchó una vez La cumparsita a cargo de la Orquesta Típica de Tokio, Ranko Fujisawa se dijo a sí misma que ese son era para ella. Y lo logró porque en 1948 su ya marido, director de la orquesta, la presentó en Yokohama como voz para los tangos de dicha formación musical.
Aunque el bombazo lo dio en 1953 al visitar por primera vez Buenos Aires, en una escala por varios países de América. Pensó quedarse apenas unos días como turista pero el director de una radio le sugirió cantar en un teatro de la capital. A la actuación acudió el propio presidente Perón. Y así consiguió contratos de dos meses cada año hasta 1964.
El Tomoscopio de Mimbre, en su línea de constatar las mescolanzas étnicas que se dan en el mundo, rinde un homenaje a una de las grandes del tango en una de las escenas de la novela. Mientras llegan a ese pasaje del libro pueden deleitarse con esta grabación: