Turquía al aroma de milonga

istangulSi hay algo que ya tiene claro un lector de El Tomoscopio de Mimbre es que los estereotipos se combaten con la lectura, pero sobre todo con los viajes. Después de vivir no pocas vicisitudes en el continente americano, los vientos de la trama llevan al protagonista de la novela a tierras donde Europa y Asia se confunden: Estambul.

Primer paseo por la calle y sorpresa; resuenan los ecos de un tango en boca de Gardel. No es Buenos Aires. Continúa el son de milonga por las calles del barrio de Beyoglu pero en esta segunda parada lo curioso es que la letra no es porteña. Increíble, ¡un tango cantado en turco!

No obstante es Estambul junto con Helsinki, capital del tango allende las fronteras argentinas si se atiende a la popularidad que goza entre los habitantes del país otomano. Tradición que se remonta a los locos años veinte del siglo pasado del que esta ciudad no quedó ajena y cuyos pioneros de honor fueron la gran Seyyan Oskay y el inigualable Ibrahim Özgür. La imagen de la entrada no puede ser mejor testimonio.

«Tango» Fujisawa

ranko fujisawa

¡Un tango con toque oriental!

Cuando escuchó una vez La cumparsita a cargo de la Orquesta Típica de Tokio, Ranko Fujisawa se dijo a sí misma que ese son era para ella. Y lo logró porque en 1948 su ya marido, director de la orquesta, la presentó en Yokohama como voz para los tangos de dicha formación musical.

Aunque el bombazo lo dio en 1953 al visitar por primera vez Buenos Aires, en una escala por varios países de América. Pensó quedarse apenas unos días como turista pero el director de una radio le sugirió cantar en un teatro de la capital. A la actuación acudió el propio presidente Perón. Y así consiguió contratos de dos meses cada año hasta 1964.

El Tomoscopio de Mimbre, en su línea de constatar las mescolanzas étnicas que se dan en el mundo, rinde un homenaje a una de las grandes del tango en una de las escenas de la novela. Mientras llegan a ese pasaje del libro pueden deleitarse con esta grabación: