La televisión acabó de lanzar al estrellato a un cómico gaditano hará eso de veinte años. Su nombre, Ángel Garó, tenía entre sus «talentos» la facilidad de representar bajo el prisma del humor a personajes de toda índole. Destacó uno de ellos, ciertamente amanerado, con el nombre de Juan de la Cosa quedando, me temo desde entonces, en el imaginario colectivo del país una poco afortunada referencia al personaje que hoy me ocupa.
Sin querer desmerecer al artista mencionado, soy partidario de cada uno de nosotros acabe poniendo en el lugar preferente de nuestra memoria al insigne cartógrafo santoñés Juan de la Cosa. Un tipo que hoy estaría considerado entre lo más granado de la profesión científica por la maestría y rigor que demostró al dibujar la mejor cartografía de la época.
Y no sólo tenía ojo para los mapas. Lo tuvo también para fijar su residencia en la gaditana localidad de El Puerto de Santa María desde donde catapultar su figura hacia esa nueva América junto a Cristóbal Colón. Tal como recoge este mosaico situado en la plaza que lleva su nombre, homenajeando su labor cartográfica.
Su final ensartado como un pinchito por las flechas de los indígenas en el Nuevo Continente no desmerece una trayectoria inconmensurable, tal y como se apunta en El Tomoscopio de Mimbre.