Es verdad que no es el único en su género allende las fronteras del país nipón. Pero este enclave situado en la capital argentina luce por su particular belleza y quietud, haciéndolo acreedor a la consideración de estar entre los tres mejores del mundo.
Su elección no fue casual para El Tomoscopio de Mimbre ya que permitía engarzar dos líneas de la trama hasta ese momento transitando en paralelo. Además de dedicar un reconocimiento al autor del mejor libro, en mi opinión, sobre el juego de Go en lengua castellana: Hilario Fernández Long.
El episodio que transcurre en este imponente marco es uno de los momentos más intensos de la novela por los sentimientos y recuerdos que se producen en tan corto espacio de tiempo. ¡Lectura imprescindible e inmediata!