La calle Cuna de Sevilla fue testigo durante muchos años del buen hacer gastronómico de un restaurante que respondía al nombre de San Marco. Justo en el lugar ocupado por la antigua caballeriza de una casa señorial del siglo XVII, este local destacaba por su decoración con tintes de palacio veneciano y por lo acogedor del trato por parte de su personal.
Lo que probablemente pocos sevillanos supieran es que la familia que puso en pie este restaurante, y otros tres, era de Tánger. A estas alturas del blog a nadie debe extrañarle que un tangerino pueda tener apellido italiano. Gajes del cosmopolitismo. Por eso el local y esta familia aparecen nombrados en El Tomoscopio de Mimbre.
Un día de Septiembre de 2012 este selecto restaurante cerró sus puertas y nos dejó algo huérfanos a sus incondicionales aunque siempre nos quedarán… el de la calle Santo Domingo de la Calzada y el del barrio de SantaCruz. Eso sí, nunca será lo mismo.