Honestidad y sensibilidad a partes iguales…

jruibal… y se llama Javier Ruibal. Un poeta de El Puerto de Santa María (Cádiz) que halló en el «vaporcito» de la música la forma de hacernos llegar sus versos de agua y luna.

Todos esas vivencias, esos recuerdos, esa cesta, ese tomoscopio, ese siurell, esos Pasos Perdidos, no se hubieran transformado en novela de no ser por el cocinado a verso lento que recibieron de mano su música. Y uno de los motivos puede ser porque la música de este genio es tan mestiza y viajera como la aventura que nos ocupa.

Su disco La piel de Sara (1989) fue el primero que adquirí de este artista. Sin embargo, ya le tenía «cogida la matrícula» desde tres años antes. Y así hasta hoy en el que se volvió un imprescindible de cabecera.

¡Un honor coincidir en esta vida, Javier!

La Rosa Azul de Alejandría

La rosa azul

¡También conocida como la Flor del Olvido!

Aunque quien primero me hizo saber sobre el concepto fue, nuestro siempre añorado, Manuel Vázquez Montalbán a través de una gran novela de similar título, la magia al respecto corrió a cargo del ya mencionado en este blog, poeta y cantante portuense, Javier Ruibal. Un tema que ya forma parte de la discografía ilustre de la música española y, como no, de la poesía contemporánea.

El Tomoscopio de Mimbre, desde el principio, reservó un hueco entre sus páginas a esta bella pieza poética para que ella misma decidiera su ubicación más idónea. Y así fue como procedió a diseminarse por varios momentos del relato sin perder finalmente ese poder que le atribuyen de actuar sobre aquellos que en verdad han amado más que a su vida misma.

¡Querido Javier Ruibal, con el respeto y admiración que sabes que te profeso!