En reseñas anteriores de este mismo blog, se ha tratado de poner en valor no sólo el juego de la pelota vasca como deporte sino también la repercusión social que llegó a tener. Y no circunscrito únicamente a Euskadi. Casi todos los continentes acogieron frontones en los que, cierto es, la cesta-punta era el gran atractivo.
Sin embargo, la modalidad de mano también tuvo su eco. Eso sí, más restringido a las fronteras españolas pero con algunas estrellas de renombre como la que hoy nos ocupa: Atano III. El de Azcoitia, que debutó en la mano como tantos en el santuario de Eibar, a principios de los años veinte de igual siglo, vino a revolucionar un juego en el que hasta entonces imperaba la «ley del más fuerte». El estilo que Mariano Juaristi incorporó a este deporte contaba con el reflejo felino y pies de rapidez inusual, acabaron encumbrando a este «delgaducho» a la categoría de mito en su época.
Un magnífico artículo que ilustra la dimensión social del personaje fue escrito hace un par de meses por Mónica Arrizabalaga en el ABC. De imprescindible lectura que espero disfruten.