Nikkei no es sólo el nombre que recibe el índice bursátil japonés. También significa el concepto de lo japonés (costumbres) y el japonés (persona) fuera de Japón. Es de imaginar que dicha palabra debió acuñarse para dar cauce al espíritu viajero y explorador que ha caracterizado a este pueblo, cosa que hasta finales del siglo XIX no comenzó de forma masiva en Sudamérica.
A El Tomoscopio de Mimbre le llamó la atención la cifra de 3.500.000 de japoneses que hay por el mundo, de los cuales dos millones se concentran entre Perú y Brasil (en relación 1/4). Pero más curioso aún es conocer cómo este grupo étnico se ha constituido en un grupo influyente en las economías locales. Hasta el punto de atraer cuantiosas inversiones del país de sus antecesores.
Pero la tormenta perfecta se produjo a raíz de la crisis de la economía japonesa que comenzó en 1992, que tras negarlo en repetidas ocasiones, acabó desembocando en una congelación de su PIB hasta 2013. Ello provocó que muchas compañías niponas optaran por deslocalizarse parcialmente hacia estos países. Y en Perú se encontraron nada menos que con Alberto Fujimori (imagen abajo derecha) en la Presidencia, que les puso alfombra roja y banda de música para que «lo mejor de cada casa» se sirviera a gusto, con la colaboración de la franquicia local de la Yakuza.
Cuando las barbaridades producidas por Fujimori, y su mano derecha Vladimiro Montesinos, fueron finalmente investigadas, el gobierno japonés optó por darle asilo. Se entiende que por los servicios prestados.
Entre la bella y la bestia de la imagen, nos quedamos mejor con Hiromi (imagen arriba izquierda) que fue la Miss Nikkei peruana en 2012.