Ha sido tradición de los humanos otorgar a la divinidad el don de lo ubicuo, aunque la vida occidental pretenda ponernos la presión necesaria para incorporar esta facultad en nuestras vidas.
Sin embargo, siempre hay algún humano dispuesto a desafiar las leyes de lo imposible. El que les presento hoy posee una magia compuesta por imaginación e ingeniería a partes iguales. Por eso Emilio Ambasz está considerado como uno de esos genios que, de cuando en cuando, se transfiguran en arquitecto de sueños.
Como lo fue el reto que supuso construir el edificio de la Prefectura de Fukuoka en Japón, conocido como ACROS, en un solar donde debía haber una zona ajardinada. El resultado es el que pueden contemplar en la siguiente imagen: ¡un jardín 3D!
Pero la reputación que se ha ganado Ambasz como pionero de la arquitectura sostenible, le llevó a ser primer premio del concurso de ideas de la EXPO ’92. El Tomoscopio del Mimbre les contará otro día el «amaño» que acabó con el plan de este arquitecto para proyectar Sevilla hacia un futuro más glorioso y sano. Para desquitarse, Emilio Ambasz se construyó su casa de descanso en la cercana localidad El Ronquillo convirtiéndola en un exponente de la arquitectura ecológica y respetuosa con el medio ambiente.
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