Ahora que estamos en vísperas del mundial de Biarritz, los aficionados al deporte de la pelota vasca estuvieron de enhorabuena hace cuatro años con los Campeonatos del Mundo 2018. Y no pudieron tener mejor anfitriona que la ciudad de Barcelona.
Una larga tradición vincula a la capital catalana con una de las modalidades de este deporte, para El Tomoscopio de Mimbre la más espectacular, como la cesta-punta de la que se dieron algunas pinceladas en entradas anteriores.
Y es que mi abuelo debutó como profesional de la cesta en el año 1928 en una Barcelona que tuvo cinco frontones abiertos y donde no hay que olvidar que en 1992 con motivo de la Olimpiada celebrada en los frontones de la Vall D’Hebron se recuperó este deporte aunque fuese en modo exhibición. Porque ya en París (1900 y 1924) y México (1968) si formó parte del cuadro de deportes oficiales.
Tampoco hay que olvidar que en junio de 2014 se celebró en esta ciudad la reunión Pilotarien Batzarra, asociación de pelotaris y amigos de la pelota, que congregó a un notable número de personas que disfrutaron de un fin de semana inolvidable.