Se llama Javier, madrileño de nacimiento y residente en un pueblo de Toledo. Pese a sus precoces once años (ahora estará más crecidito) ha adquirido una más que notable destreza en una disciplina tan apasionante como nuestra querida cesta-punta.
No obstante, y como era de imaginar, en su localidad no existe un frontón de las características mínimas para llevar a cabo su plan de entrenamiento. De ahí que deba desplazarse al menos un par de días entre semana (y algún finde) a las magníficas instalaciones cubiertas que la Universidad Complutense de Madrid. Además no deja pasar la más mínima ocasión vacacional para «peregrinar» a Gernika donde lo han adoptado y permiten que se entrene con los mejores.
Como todos podemos entender, dicha logística de desplazamiento no sería posible sin un «papá» apoyando incondicionalmente la afición de su hijo, donde además de chófer es entrenador. José Urrutia, que así se llama el señor, tras varios años residiendo en México (aunque su apellido delata sus orígenes) decidió un buen día, hace quince años, venirse a España.
En la imagen siguiente, se puede contemplar a la singular pareja recibiendo el reconocimiento del mayor crack que ha tenido este deporte en los últimos años: Iñaki Osa Goikoetxea.