Todavía colgados con Calvi

Roberto Calvi

¡Su cara no presagiaba nada bueno!

Ayer, en El Tomoscopio de Mimbre se hizo mención a un famoso puente de Londres, el de BlackFriars. En esta entrada se relataba telegráficamente un suceso que conmovió al mundo como fue la aparición del banquero italiano Roberto Calvi, con una soga al cuello, colgado del mismo.

Un hombre de la confianza absoluta del Vaticano, no en vano estuvo al cargo de las finanzas del IOR (Instituto de Obras para la Religión), eufemismo para no llamarlo Banco Vaticano. Hasta que, espeluznado por determinados movimientos que se realizaban con esos dineros, quiso informar del descalabro al que se abocaba la institución de continuar por esa senda.

Y ahí comenzó su «calviario». Huído de Italia, recorrió no pocos lugares hasta llegar a Londres al saber que su vida pendía, a partir de ese momento, de un hilo. Profética metáfora que se vería superada sólo por el grosor de la cuerda.

Tal día como hoy, treinta y cuatro años después de aquello, todavía sigue coleando el asunto en los juzgados italianos, enmarañado por todo tipo de argucias procesales y con sus hijos fuera del país aún.

blackfriarsbridge

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