Siempre es una gozada visitar Barcelona. Como ya se mencionó en una entrada anterior, un motivo fue poder compartir con los miembros de Pilotarien Batzarra su simpática asamblea anual hace unos años. Aunque también, sigue siendo una alegría reunirme de nuevo con mis primos Pablo y Uli. De apellido Wessling, sí.
Ahora los lectores de El Tomoscopio de Mimbre tienen la clave definitiva para entender la procedencia de la doble identidad soportada por el hacker coprotagonista de la novela.
Como puede observarse en la imagen de abajo (con su abuela Armanda), hay uno que todavía no estaba en el mundo cuando se escribió esta historia: Teo. El pequeñín es la última incorporación a la familia, hijo de Uli. Y de Ainhoa, una señorita que vuela con alguna asiduidad a Estambul, como bien quedó reseñado en el libro.