El Caribe nos tiene acostumbrados a postales paradisíacas como la que se muestra aquí. En este caso, la isla de Tórtola, es de aquellas en las que es perfectamente aplicable eso de «sin tretas no hay paraíso».
Si Tori Carrington escribió el relato Un cuerpo para el pecado, este archipiélago es, a todas luces, una tierra para lo opaco. De ahí que haya en ésta una de las mayores concentraciones de riqueza dineraria en el mundo en consonancia con la de empresas offshore allí radicadas.
Por si alguno se anima, la forma más habitual de acceder a esta isla es hacer escala en San Juan de Puerto Rico. Se aterriza al este de Tórtola, en otra isla conectada a ésta por un puente, de nombre isla Beef.
Y así pensando; algún tesorero amante de frías cumbres debe estar maldiciendo el momento en que equivocó el destino de sus tribulaciones económicas.