Los mercaderes de gloria

andaCuando el dramaturgo francés Marcel Pagnol se decidió a escribir su primera obra de teatro, no lo pudo haber hecho con mejor puntería. Es conocida su estelar carrera, con obras cumbre como Marius que lo llevó a Hollywood, aunque a El Tomoscopio de Mimbre le interesó pararse en esa primera, creada en 1925 que se tituló «Los Mercaderes de Gloria». Ya se sabe que cada guerra hereda un teatro y esta pieza es fiel exponente de las miserias de la I Guerra Mundial.

Todo un alegato, en apariencia antimilitarista, que en realidad blande su espada en la hipocresía de una sociedad necesitada de ensalzar a héroes y ciertos miembros de ella dispuestos a aprovechar el tirón social que la memoria de sus allegados les puede reportar. Concretamente en el plano político, tal como le ocurre al padre del personaje. Menos mal que la agudeza de Pagnol retrata en pocas palabras, puestas en boca de un político en la obra, una de las grandes verdades de la vida aún hoy: «Querido, en política, todo es comedia. Incluso cuando uno es sincero, cosa que hasta puede ocurrir a veces, hay que teatralizar la sinceridad, porque de otra manera la gente no se lo creería«. ¡Anda que no!