Uno de los detalles más sorprendentes con los que Sao Paulo puede darnos la bienvenida es el desfile por la calle de no pocos japoneses. Y no es que sea el mismo que pasa varias veces, como diría Chiquito de la Calzada.
Lo más probable es que nos encontremos no muy lejos del Barrio de Liberdade donde se calcula que hay censados poco más de un millón de ciudadanos cuyos orígenes nipones son innegables.
El Tomoscopio de Mimbre quiso aprovechar esta particularidad étnica para hacer notar cuán extendidos son los tentáculos de la mafia japonesa por el mundo, protagonizándose momentos de alto voltaje narrativo.
De todas formas, el premio al cosmopolitismo en esta ciudad, de 12 millones de habitantes por cierto, se lo lleva el barrio de Bom Retiro. Como bien se dice en la novela, es ese pedazo de Tánger que un día anidó en Sao Paulo.