Un reportero como la copa de un Pino

¡Una vida al servicio del periodismo sin concesiones!

¡Una vida al servicio del periodismo sin concesiones!

Vio su primera luz en Barcelona pese a correr tiempos tan oscuros que lo llevaron a la cárcel todavía en brazos de su madre, por ser su padre oficial del ejército republicano.

Tras vivir parte de su infancia en Sevilla, su familia acaba por exiliarse en Tánger de la que acabara enamorándose de por vida. De nuevo, vuelta a Sevilla para comenzar la Universidad pero sus ansias de conocer mundo lo llevan en primera instancia a Alemania, para finalmente recalar en La Habana donde llegó a trabajar con personajes como el Ché Guevara. Al comienzo de la transición, es contratado por el periódico El País y más tarde por la, prestigiosa entonces, revista Cambio16.

Pero un episodio de la trayectoria de Domingo del Pino que más interesó a El Tomoscopio de Mimbre, al margen de sus más de 40 años de reporterismo de guerra y su infinito amor a Tánger, fue la labor que desempeñó en la embajada de Cuba en Rabat así como una pequeña amistad fruto de improvisadas tertulias políticas con Augusto Tolón, a quien está dedicada la novela.

¡Un excepcional ejemplo para las generaciones actuales de contadores de historias!