Aprovechando lo comentado en la entrada anterior sobre la película Una mente maravillosa, traigo a colación una escena gordiana de la misma que refleja la trascendencia que tendría con posterioridad para la teoría económica actual. Es el momento en el que el protagonista ve claro lo equivocado que estaba Adam Smith en su aseveración de que «para el mejor resultado del conjunto, cada miembro del grupo debe hacer lo mejor para él».
La deriva que está tomando el mundo tiene, en mi opinión, bastante que ver con esta filosofía. Y ver que John Nash se permitió refutar así a Adam Smith no debe sorprendernos en España. El filósofo José Ortega y Gasset ya expresó esta refutación en una de sus máximas que pasó a la posteridad: «Yo soy yo y mi circunstancia (la parte más conocida); y si no salvo mi circunstancia tampoco me salvo yo (la parte más desconocida)«.
Disfruten con la escena en cuestión del film: