Hay que echarle mucho valor a la vida si uno se sitúa en el año 1923, vive en Valencia y se decide a recorrer todo el mundo que pueda. No es que los medios de transporte fuesen la alegría de la huerta si los miramos con ojos de hoy. Pero hay que reconocer que ha existido mucho echao palante.
Venimos a referirnos en este caso a un auténtico crack literario y político: Vicente Blasco Ibánez. ¡Ah, síiii! El de Cañas y Barro, La Barraca, La Araña Negra, Entre Naranjos… o paramos o no acabamos esta entrada. Una bibliografía tan extensa como controvertida personalidad que no se resignó a unas fronteras ni a un statu quo político.
Sin embargo, El Tomoscopio de Mimbre recaló en una faceta de este autor un tanto eclipsada por el éxito de sus novelas como las ya mencionadas: los libros de viaje. El más potente lleva como título La vuelta al mundo, de un novelista.
Un viaje narrado en tres volúmenes donde el primero trata de su periplo por EEUU, Cuba, Panamá, Hawai, Japón, Corea y Manchuria; el segundo dedicado a China, Macao, Hong-Kong, Filipinas, Java, Singapur, Birmania y Calcuta, siendo el tercero el que narra sus vivencias por la India, Ceilán, Sudán, Nubia y Egipto.
Si les cuesta conseguir un ejemplar de esta obra, el Instituto Cervantes tuvo a bien digitalizarla y permitir que pueda ser leída en una pantalla de ordenador. ¡Disfrútenla en cualquiera de los casos!