Este artículo tiene una dedicatoria especial para mi admirada Pilar Paúl Garasa, eminente doctora en Psicología y una de las primeras lectoras de El Tomoscopio de Mimbre.
El objeto del tema de hoy es rendir homenaje al Frontón Zaragozano, primer frontón que se abrió en Zaragoza para jugar a pelota a mano, cesta punta, pala y paleta. Inaugurado en el año 1895 en el barrio de Montemolín junto a la calle Miguel Servet (nombre del Hospital donde Pilar trabaja y personaje que aparece en la novela), estuvo abierto al público ofreciendo sus espectáculos deportivos hasta el año 1967.
Resulta curioso, al observar bien la imagen, como en la parte inferior aparece reseñado el número del tranvía con el acceder a las inmediaciones del recinto. Y es que al parecer en los años 30 del siglo anterior hubo en la ciudad un servicio especial de tranvías cuyo destino era el Frontón.
Dice Ajovin Puente Mateo en su blog que incluso «en la fachada del Café Salduba, de la plaza de la Constitución (hoy de España), se daban a conocer los horarios de los partidos o si estos habían sido suspendidos». ¡Magnífica reseña, caballero!