La trayectoria del juego de “pelota” en Argentina (ahora, pelota paleta) da sus primeros pasos en 1776, ubicando el primer frontón a orillas del Río de la Plata, en la esquina noroeste de las actuales calles Tacuarí y México. De hecho, en Buenos Aires funcionaron con posterioridad algunos muy conocidos como los denominado Plaza Euskara, Frontón buenos Aires y Frontón Nacional y el trinquete del “Club de Pelota y Esgrima”, aún en activo.
Pero puede ser que lo que no sea tan conocido por el gran público es que la cesta punta, tal como la entendemos hoy, surgió en las últimas décadas del siglo XIX inventado por un grupo de pelotaris vascos que practicaban el joko-garbi en frontones de Argentina. Tras varias modificaciones introducidas en la herramienta, tendentes a agrandar la chistera y jorobarla cada vez más para embolsar la pelota.
Eso llevó a un juego más fácil, rápido y vistoso permitiendo el atxiki (retención de la pelota) hasta el punto de adquirir gran popularidad, cruzando el charco de vuelta para enganchar a los vascos de ambos lados de la frontera del Pirineo y más allá. Para luego, extenderse por medio mundo como bien queda reflejado en la novela El Tomoscopio de Mimbre.