Al Capone y la cesta-punta…

al-capone-graffiti-18986022 No es cuestión de descubrir en este espacio la figura de Al Capone. Quien más quien menos ha tenido noticias sobre sus correrías, siendo las más nombradas las transcurridas por las calles de Chicago entre los años 1920 y 1930, ametralladora en mano.

Sin embargo, me temo que no muchas personas conocen la relación del ínclito personaje con esta modalidad de la pelota vasca que protagoniza nuestra novela. Ocurrió en ese Miami de 1923 cuando la vivaz cesta-punta arraigó, de la mano de las apuestas, en una localidad donde glamour y dólares se reproducían a igual velocidad que este juego.

Y, cómo no, captó la atención de personajes tan pintorescos como el célebre mafioso italo-americano, entre otros. Éste intentó por todos los medios hacerse con las riendas del lucrativo negocio de la cesta-punta pero no tuvo éxito por culpa de los que calificó como «santones vascos», que no tragaron con el modelo de negocio que pretendía implantar para este deporte.

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